sábado, 22 de junio de 2013

James Alison, cura católico gay: “Hay obispos y cardenales gays”


El teólogo y sacerdote británico James Alison es una de las figuras centrales de lo que se ha llamado ‘Teología gay’. A sus 54 años, después de vivir con los Dominicos entre 1981 y 1995, James Alison trabaja como predicador itinerante, conferenciante y acompañante de retiros espirituales. De visita en Madrid —invitado por el área de asuntos religiosos de la FELGTB— charla, en un más que aceptable castellano, con 20minutos sobre la homofobia en la jerarquía eclesiástica española, la llegada del papa Francisco y el polémico ‘lobby gay‘ del Vaticano.
Usted es un icono para los homosexuales católicos
Yo tengo cierta precaución al hablar de estas cosas porque el asunto gay es algo parcial de mi vida. Yo soy un teólogo católico, que por asunto de honestidad, veo necesario hablar en primera persona cuando se trata el tema gay. Otros hablan de ellos o ellas, aunque deberían decir nosotros, nosotras.  No soy ningún radical, de hecho como teólogo, me considero bastante moderado. Soy más bien un hombre corriente.
¿No es precisamente “corriente” que un cura se defina abiertamente gay?
Ser gay está más cerca de ser zurdo que de ser anoréxico Es que el problema es que somos pocos los que hemos escogido estar a la luz del día en esta materia. Existe mucho miedo. Hay obispos y cardenales gays en la Iglesia Católica, pero también hay mucho miedo de hablar del asunto. Es tabú. Es entendible, porque si eres honesto pierdes tu empleabilidad. En parte porque hay un doble mensaje: lo que se dice es “les amamos porque son hijos de Dios, con tal de que no hagan nada”. No les dejamos que sean como son, y si les dejamos, les pedimos que no trascienda. Aún pervive el oscurantismo, el “don’t ask, don’t tell“.
¿Qué le hizo atreverse a ‘salir del armario’?
La política de ‘no contar y no preguntar’ era absolutamente algo común en nuestras sociedades hasta hace 50 o 60 años. El destape de algunas personas identificándose como gays, en la medida en que fueron trasparentes, hizo que comenzara a ser posible que hubiera estudios científicos, para pasar a catalogar la homosexualidad como una variante minoritaria no patológica dentro de la condición humana. Ser gay está más cerca de ser zurdo que de ser anoréxico. En la medida en que eso se asume, desaparece el misterio.
¿Pero la Iglesia no lo asume?
El problema es que durante la época oscurantista la Iglesia era un lugar seguro para ser gay porque nadie hablaba y no te obligaban a casarte. Porque entonces la sociedad era muy castigadora en este aspecto. Ahora han cambiado las tornas. La sociead es un lugar muy seguro y el interior de la Iglesia, antes una hipocresía blanda, ahora lleva a cabo un chantaje emocional insoportable, con resultados psicológicos muy graves.
Hace unos días se especuló con que la salida del papa Ratzinger pudiera deberse a su imposibilidad de confrontar un ‘lobby gay’ dentro del Vaticano, un lobby cuya existencia confirmaba el papa Francisco.
Nadie duda de que haya mucha gente gay en el Vaticano. Quien ha tenido trato con ellos sabe que no es ningún secreto. Nunca lo ha sido. Ni el año pasado, ni el siglo pasado. Hay quejas ya que datan de la alta Edad Media sobre la excesiva belleza de los efebos que rodeaban a la alta jerarquía. Pero la preocupación más grave es que el famoso dossier revele que el chantaje es por motivos financieros, no sexuales. Lo que debe preocuparnos es que se mantenga esa política del chantaje.
¿Cuál es su opinión sobre el nuevo papa?
Hay obispos y cardenales gays en la Iglesia Católica, pero también hay mucho miedo de hablar del asunto Hasta ahora me ha impresionado. No se toma a sí mismo demasiado en serio y eso creo que le vendrá bien. Ahora, cambiar la cultura de la omertá (ley del silencio) en lo gay son aguas muy peligrosas en términos de las pasiones ocultas que van a salir. Confío en que su adultez y su buen humor le sirvan para desatornillar algunas de estas cosas demasiado trabadas que mantiene la Iglesia.
¿Qué obstaculiza la normalización de la cuestión gay en la Iglesia?
Al papa, la gran oposición no le va a llegar de los heteros, sino de las personas que no han salido del armario, que tienen la homofobia interiorizada. Los que se ensañan mucho con estas cosas, tendrían que preguntarse cuál es el blanco verdadero de su terror.
Pues, en general, la jerarquía católica española ha sido bastante beligerante contra la homosexualidad, sobre todo en contra del matrimonio gay
En mi opinión hay elementos gritones con respecto a esta materia, mientras otros más sensatos están callados. Los sensatos se han callado y los ‘deschavetados’ gritan.
Sí, pero es que incluso el obispo de Alcalá de Henares propone terapias para “rehabilitar” a los gays
Contra esto solo hay un remedio, hablar de la verdad, que  es que la homosexualidad es una variante minoritaria no patológica de la condición humana. A estas alturas del juego, la moral de la Iglesia debe hacer referencia a la palabra objetiva, a la verdad. La gente gay y católica debe darse cuenta de que si lo que fluye en su comportamiento es un desorden objetivo, hay que protegerse. Si ser gay es una variante como ser zurdo, el comportamiento y por tanto su salud psíquica y moral va a desarrollarse a partir de ahí y no a pesar de ello. Cada vez caen más en descrédito los que promueven curas para la homosexualidad. Anoche en EE UU cerró el principal grupo que promovía terapias reparadoras, reconociendo el peso de la evidencia.
¿Cómo ha logrado usted no ser excomulgado?
Porque al final no es motivo suficiente. Es una cuestión que no es de revelación divina. Es lo que ellos llaman una verdad de tercer grado. No es como negar la divinidad de Jesús.
La Iglesia, sin embargo, prohíbe ordenarse sacerdotes a los gays
Las personas  más beligerantes contra la normalización son las que aún siguen dentro del armario Ese es un mandato que, sin duda alguna, no se ha llegado a cumplir. Es la viva prueba de que todavía en la Iglesia perdura el “obedezco pero no cumplo”. La orden data de la  época de Juan Pablo II y creo que entonces las posiciones eran mucho más duras. Con Ratzinger, pese a todo, fueron mucho más suaves. Los que rodeaban a Juan Pablo eran terroríficos. Quizás porque les tocaba demasiado de cerca. De hecho, varios de sus principales hombres tuvieron después vidas desastradas. A uno de sus arzobispos le descubrieron excavando un túnel para ir a visitar a los chavales de un seminario.
En España ha surgido un grupo de curas y religiosas de tendencia homosexual, que se reúnen para orar y entenderse. ¿Qué le parece?
Yo he asistido a retiros de un grupo similar en Italia, con 47 sacerdotes, de los cuales ocho eran oficiales del Vaticano. En EE UU también hay uno muy potente que se reúne dos veces al año. Se apoyan mutuamente. Algunos obispos saben de su existencia y lo bueno es que saben que esa gente precisamente que es honesta no les va a dar problemas. No así la gente que tiene una vida perfecta de fachada y por detrás hace otras cosas. A los obispos, con tal de que no causen escándalo, les vale. Pero ya llegó la hora de que se pueda hablar adultamente de estas cosas. El gran problema no es el sexo, sino que no se pueda hablar de ello honestamente.

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