Cristianismo y justicia
Se constata cada vez más en Kinshasa, capital de la R.D.C. un fenómeno social que nadie parece considerar en toda su gravedad y peligro: Se trata del tráfico de niños.
Este fenómeno, hace unos años, inimaginable, está tomando unas proporciones alarmantes sin que la opinión pública ni las autoridades reaccionen y se den cuenta de las consecuencias que está teniendo en muchos niños y familias congoleñas. Podría pensarse que estamos delante de una novela policiaca, si no fuera porque se trata de un hecho real.
Escribo en tanto que responsable del Proyecto Bana ya Poveda, una acción socioeducativa para la reunificación familiar y social de menores en ruptura familiar y para garantizar sus derechos.
Los telespectadores en Kinshasa pudieron ver en el mes de octubre pasado, a través del programa ‘Kin makambo’ (problema en Kinshasa), de la cadena televisiva privada Molière TV, como la policía nacional metía la mano sobre una red mafiosa de tráfico de menores.
Mientras los padres de Tshikapa, ciudad diamantífera de Kasai Occidental, buscan y lloran la desaparición de sus hijos, gracias a esta captura, facilitada por algunas estructuras que operan en el terreno para la salvaguarda y protección de los derechos de los menores, se puso en conocimiento de las autoridades que una gran red con base en Tshikapa traficaba con menores que conducían a Kikwit y a Kinshasa y los utilizaban para toda clase de fines ilícitos.
Con gran decepción y asombro, unos días después, su cabecilla, el Sr. Sakor Ntumba Mulumba era puesto en libertad.
Después de secuestrar a los menores, los entrenan en el robo intimidándoles con toda clase de amenazas y torturas si no vuelven por la noche con el botín que se les impone. Son alojados en condiciones infrahumanas y, vigilados durante el día en los puestos donde los depositan, recibiendo continuamente consigna gestuales, para el éxito de las operaciones, por parte de los adultos que los vigilan.
En este mes de junio, a través de algunos menores acogidos en el Centro Bana ya Poveda, victimas de este trafico, pudimos saber que el tal señor Sakor Ntumba Mulumba seguía actuando impunemente y puestos en confianza, ofrecieron la dirección donde poder arrestarlo. Alertada la policía se detuvo por segunda vez al presunto traficante. Dos días después de su detención, la misma policía alertó de que a altos niveles había tentativa de corrupción y que deberíamos presionar para que no fuera liberado.
Este es el motivo de mi denuncia. A pesar de escribir inmediatamente al Ministro de la Justicia y de Derechos humanos de la RDC; al Presidente de UNICEF; al de SAVE the CHILDREN; a REEJER (Red de educadores de niños y jóvenes de la calle); al Presidente del tribunal de menores de la RDC alertando de esta tentativa de corrupción, la indiferencia fue total. El jueves 23 de junio de nuevo el señor Sakor Ntumba fue puesto en libertad a pesar de habernos amenazado verbalmente delante de la policía de que una vez liberado nos haría daño. Dos de los niños que fueron interrogados por el juez de menores victimas del presunto traficante, y confiados a un Centro abierto por el mismo juez, desaparecieron el mismo día de su liberación.
La gran cuestión que nos podríamos preguntar es la de saber, cómo ciertas ONG internacionales que dicen luchar por la defensa de los menores, se permiten el lujo de celebrar la jornada internacional del niño africano el 17 de junio pasado en los salones VIP de un lujoso hotel de Kinshasa, en presencia de las autoridades del país y vuelven la espalda a esta realidad, en lugar de interpelarles, sobre esta pesadilla que pesa sobre muchas familias y niños congoleños. Prefieren no resultar incómodos y mas cuando se espera el mana financiero que la Banca Mundial promete, entidad que también estaba presente en el acto.
También podríamos preguntar ¿qué entiende el Señor Ministro de la Educación primaria, secundaria y profesional, cuando declara la quincena del 16 al 30 de junio “quincena consagrada a los derechos del niño africano”?
Y para colmo de nuestra indignación y asombro, recientemente se había reunido una comisión mixta de UNICEF, O.I.M., SAVE THE CHILDREN, REEJER y representantes del Estado congoleño para elaborar unas estrategias de lucha contra el tráfico de menores. Palabras y discursos no faltan; leyes tampoco. Lo que falta es su aplicación y que la tan traída y llevada “tolerancia cero” ante los casos de corrupción, trafico de influencia e impunidad, cesen.
Maribel Sancho. Coordinadora del Proyecto Bana ya Poveda.
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